lunes, 30 de mayo de 2011

14. [Familia] Ingratitud

14. Ingratitud
El empresario fue exitoso en sus negocios. Acostumbraba salir en la televisión anunciando los productos de una importante cadena comercial. Quedó viudo a los cincuenta y dos años, después contrajo matrimonio con la que fue su asistente.
Tuvo hijos de las dos familias y los hijos del segundo matrimonio fueron los que manejaron los negocios comerciales. Los hijos del primer matrimonio ayudaron a su padre en las empresas de éste cuando salieron de la escuela y después fundaron sus propios negocios con la ayuda financiera de su padre.
El empresario tenía inmuebles comerciales y, por estrategia de sus abogados, había constituido empresas inmobiliarias para la compra de nuevos inmuebles. Sólo algunos inmuebles estaban a nombre de personas físicas y fueron los primeros que adquirió cuando vivía su primera esposa. Algunas de las escrituras estaban a nombre de los hijos del primer matrimonio. Dichos inmuebles nunca se pasaron a empresas inmobiliarias por el costo de los impuestos y el traslado de dominio.
Conforme el tiempo avanzaba, crecían las necesidades económicas de los hijos del segundo matrimonio y, en cuanto había oportunidad, retiraban importante flujo de efectivo de los negocios para gastos e inversiones personales, hasta dejarlos descapitalizados. Fue hasta entonces que el empresario recurrió a obtener financiamientos bancarios, garantizando los préstamos con las acciones de las empresas inmobiliarias que poseía.
El empresario enfermó y no pudo sacar adelante los negocios. Desafortunadamente, los hijos del segundo matrimonio tampoco pudieron con el paquete y los bancos empezaron a presionar, cobrando las garantías que había firmado el empresario.
Ya no había flujo ni para pagar los gastos hospitalarios del empresario, fue cuando éste mandó llamar a sus hijos de su primer matrimonio y les pidió que otorgaran en garantía los inmuebles que hacía muchos años había puesto a nombre de ellos.
Los hijos del primer matrimonio evaluaron la petición de su padre y decidieron que no estaban dispuestos a garantizar más préstamos con los inmuebles que estaban a nombre de ellos porque consideraban que esto era un barril sin fondo y no querían arriesgar lo poco que quedaba. Ellos estaban dispuestos a cubrir los gastos hospitalarios del empresario, pero ningún centavo para las empresas comerciales que habían arruinado sus medios hermanos.
En última súplica del empresario, que estaba al borde de la muerte, les pidió que vendieran los inmuebles que en principio le “correspondían” y que, por un error de su parte, los escrituró a nombre de sus hijos. Inclusive pensó en demandar a sus hijos por ingratitud; esto nunca ocurrió.
El empresario falleció y los bancos remataron los negocios comerciales. Los hijos del segundo matrimonio no pudieron salir adelante y los hijos del primer matrimonio conservaron las propiedades que el padre escrituró a su nombre. Ganaron la partida desde el punto de vista material, pero moralmente quedaron muy afectados, ya que no cumplieron con la voluntad de su padre que siempre les ayudó para salir adelante.
Este es un caso que sirve de reflexión y conviene tener presente al momento de revisar a nombre de quién están los inmuebles del empresario y tomar las medidas apropiadas en su oportunidad para hacerle frente a futuras contingencias, como el caso que nos ocupa.
Resumen
Escriturar propiedades a nombre de los hijos, los hace legalmente los dueños. La familia y sus necesidades económicas siempre crecen más rápido que los negocios y sus retiros de efectivo pueden dejar a un negocio sin capital de trabajo, hasta dejarlos descapitalizados.
Los hijos pueden no aceptar regresar al padre las propiedades, acciones o su valor ni garantizar préstamos con los inmuebles que están a nombre de ellos.

lunes, 23 de mayo de 2011

13. [Familia] Herencia de objetos con valor sentimental

13. Herencia de objetos con valor sentimental
El empresario fue muy previsor y heredó en forma justa, a su parecer, sus bienes muebles e inmuebles a su cónyuge y a sus descendientes, incluyendo a sus nietos.
Repartió, a través de legados, las acciones de las empresas inmobiliarias a sus hijas, en vez de que fueran copropietarias, evitándoles problemas futuros al momento de vender los inmuebles referidos.
Igualmente, a través de legados, repartió las acciones de la empresa tenedora (Holding) a sus hijos que trabajaban en los negocios comerciales que fundó el empresario hace muchos años.
Algunos de sus inmuebles los distribuyó a través de legados en el testamento, incluyendo a uno de sus hijos que tenía discapacidad. Una buena parte del efectivo la distribuyó a asociaciones civiles.
Los descendientes estaban de acuerdo con la distribución que hizo el empresario de su patrimonio. Para ellos fue justo y equitativo y no hubo problema alguno en lo que se refiere a los inmuebles, acciones de la tenedora e inversiones en instrumentos financieros (Bolsa de Valores).
Todo marchaba bien, hasta el día en que se trató el tema del reparto del reloj Rolex de oro que durante los últimos veinte años usó el empresario.
Otro imprevisto fue el reparto del caballo negro pura sangre que ganó muchas competencias y que era el orgullo del empresario. Ambos bienes no fueron repartidos a una persona en especial, sino que entraban a la masa hereditaria (copropiedad). Algunos de los hijos opinaron que era mejor venderlos a un tercero y distribuir el flujo de efectivo recibido entre los herederos en partes iguales.
El reparto del caballo negro de carreras originó un mayúsculo problema, ya que varios descendientes se sentían con derecho a heredarlo, ya sea por promesas del empresario en vida o porque eran muy buenos jinetes. Además, ese caballo había sido campeón en su categoría en concursos nacionales.
Uno de los nietos manifestaba que su abuelo le había regalado en vida el caballo de carreras y que sólo a él le correspondía quedarse con él. Por causa del caballo de carreras hubieron muchos sentimientos encontrados entre los descendientes que llegaron a hacer peligrar los repartos de inmuebles y de acciones de la tenedora que ya habían sido aprobados por los herederos, con resultados satisfactorios en su oportunidad.
Por lo que se refiere al reloj Rolex, una posible solución sería rifarlo entre sus descendientes conforme al resultado de la Lotería Nacional del día de Navidad.
Al final del día, no hubo un final feliz y se requirió utilizar a mediadores profesionales cercanos a la familia para que pudieran resolver de la mejor manera posible el conflicto originado por el reparto de un reloj Rolex y un caballo negro de carreras.
La moraleja: Siempre habrá problemas entre los herederos cuando se dejan en copropiedad objetos con valor sentimental.
Cuando los bienes o derechos no son repartidos a una persona en especial por decisión u omisión, entran a la masa hereditaria (copropiedad). Siempre puede haber problemas entre los copropietarios para poseer, administrar, usar o vender bienes: acciones, inmuebles, propiedades, etcétera.
Es común que a veces no le demos importancia o valor a algún bien. Pero en ocasiones, hay objetos personales de uso o de arte que pueden llegar a generar sentimientos muy fuertes, a veces irracionales, o presunción de derechos entre los herederos.
Cuando hay madurez y cordura entre los descendientes, puede haber diversas formas para disponer del bien, como venderlos, sortearlos o rifarlos. Repartir en legados evita los problemas futuros de copropietarios, pero puede llegarse a posiciones irreconciliables y de parálisis.
Es conveniente evaluar el dejar algo en copropiedad por decisión. El enlistar y revisar periódicamente todos los bienes y derechos, ayuda a detectar y evitar ese posible escenario.

lunes, 9 de mayo de 2011

12. [Familia] Herencia para la hija y las nietas

12. Herencia para la hija y las nietas
Alguna vez leí en la revista Forbes que Bill Gates, uno de los hombres más ricos del mundo, dejaría solo diez millones de dólares a su hija y que el resto de su fortuna la dedicaría al desarrollo de tecnología y obras a la comunidad a través de sus fundaciones.
Esta forma de actuar la tienen muchos empresarios que piensan que heredar fortunas a sus hijos no funciona y que es mejor que, con su esfuerzo, conozcan el valor del dinero. Dicho esfuerzo logrará tener mayores satisfacciones en la persona para lograr sus objetivos en la vida.
Un empresario que sólo tenía una hija, comentaba con su asesor patrimonial que todo su patrimonio era para su hija. Así lo tenía contemplado en su testamento. Su patrimonio estaba compuesto de acciones de empresas familiares y de inmuebles principalmente. Cabe mencionar que su hija lo había hecho abuelo en tres ocasiones. Los fines de semana los pasaba, en compañía de su esposa, mucho tiempo disfrutando a sus nietas.
La hija no terminó sus estudios profesionales y se casó muy joven. Ahora el yerno trabajaba en los negocios del suegro. El papel del yerno es difícil debido a que no es la persona adecuada para dirigir los negocios y siente muchas presiones que terminan en pleitos con la hija y hacen difíciles las relaciones con el suegro.
El empresario se cuestionaba cuál sería el mejor camino para dejar asegurada a su única hija y a sus tres nietas para cuando falleciera, ya que veía venir nubarrones con el comportamiento del yerno en los negocios y también en la familia.
Su principal problema era que su cónyuge y su única hija no conocían ni participaban en los negocios familiares. Sólo obtenían el efectivo necesario para vivir bien y darse algunos gustos y lujos.
Después de analizar diversas alternativas, optó por constituir en vida un fideicomiso de administración, aportando las acciones de sus negocios y también sus inmuebles y estableciendo las reglas de distribución al momento de su muerte a favor de su cónyuge, hija y nietas, con ciertas reglas que consideró necesarias en las circunstancias, mismas que con el paso de los años podrían ser cambiadas.
Resumen
Muchos de los empresarios más exitosos del mundo piensan que heredar fortunas a sus hijos no los ayuda a esforzarse y que es mejor estimularlos para que, con su propio esfuerzo, conozcan el valor del dinero para lograr tener mayores satisfacciones y lograr sus objetivos en la vida.
Aportan el grueso de su patrimonio a sus causas de caridad preferidas y a fundaciones y dejan pequeños legados específicos a sus descendientes en fideicomisos de administración.

lunes, 2 de mayo de 2011

11. [Familia] ¿Cuándo debo independizarme?

11. ¿Cuándo debo independizarme?
El tercer hijo del empresario tenía en mente independizarse de los negocios de su padre a la brevedad posible. ¿La razón? No le daban oportunidad de laborar en la principal empresa de la familia, debido a que sus dos hermanos la tenían acaparada y, sobre todo, el primogénito, que se sentía ya dueño porque había trabajado en la empresa por más de quince años.
El segundo hermano era el responsable de las compras dentro del territorio nacional y en el extranjero. Se la pasaba de viaje y no tenía oportunidad de convivir con su familia ni con los funcionarios de la empresa donde laboraba.
El problema de que el tercer hermano no participara dentro de la empresa principal de la familia, obedecía a que el fundador deseaba que los negocios fueran asignados en vida a los hijos, el equivalente a un legado, pero en vida. Así las cosas, el tercer hijo tendría en su patrimonio inmuebles en vez de negocios y una pequeña participación en una empresa de “medio pelo”.
El tercer hermano, quien había terminado con éxito su carrera profesional y tuvo la oportunidad de laborar como consultor en una empresa ajena a la familia, no le quedo más remedio que buscar un empleo bien remunerado que le produjera satisfacciones profesionales.
Además estaba recién casado y, a diferencia de sus dos hermanos, amaba la naturaleza y le gustaba acampar en las montanas en compañía de su esposa. Esos momentos de soledad le inspiraron a construir en su mente algunos negocios que, con la ayuda financiera de su padre, fueron cristalizándose.
La gran lección de este relato es analizar, bajo diferentes ópticas, cuál es la mejor decisión.
1. ¿El padre, que no desea que su tercer hijo participe directamente en el negocio principal de la familia?
2. ¿El hijo, que le pedía a su padre una oportunidad de trabajar en el principal negocio de la familia porque estaba seguro que lo haría crecer?
3. ¿La gran oportunidad del tercer hijo de poder ser independiente con la ayuda financiera de su padre y constituir su propio negocio sin la compañía de sus hermanos mayores?
No hay una respuesta única al caso que nos ocupa. Existen factores que sólo el padre los visualiza de una manera correcta. Conoce mejor el caso y, por lo general, no busca tener problemas en el futuro sino soluciones en el presente.
Una persona debe independizarse cuando se presente el momento de hacerlo y quizá haya pocas oportunidades. Lo importante es tomar la decisión en el tiempo correcto, para hacerlo con o sin la ayuda de su padre.
Resumen
Las empresas, en su etapa de crecimiento y consolidación, suelen ser muy absorbentes del tiempo que reclaman de sus dueños, los cuales pierden su tiempo libre de descanso o de convivencia con su familia.
A veces las empresas no soportan a más de un líder, a veces el padre reconoce incompatibilidad entre hermanos para ser socios. Otras, el hijo es el que busca independizarse de los negocios de su padre o hermanos y cumplir su propio sueño de aventura empresarial.
El mejor momento para independizarse siempre es cuando se presenta la oportunidad de hacerlo, lo importante es atreverse a tomar la decisión.