Plan Patrimonial - Introducción
Aún cuando aceptemos que cada familia y cada empresa son distintas, ¡todas sufren de la misma manera! Pero los humanos, tercamente, nos resistimos a aprender en cabeza ajena.
Aún cuando aceptemos que cada familia y cada empresa son distintas, ¡todas sufren de la misma manera! Pero los humanos, tercamente, nos resistimos a aprender en cabeza ajena.
Este libro trata, de una manera ágil, breve y agradable, compartir un conocimiento adquirido en la práctica profesional. En base a casos que no están encadenados entre sí y se pueden leer en cualquier orden (recomiendo leerlos todos), de situaciones vividas por otros empresarios y cómo las enfrentaron. Sin mencionar los nombres reales de las personas, vemos que se repiten los errores de acciones u omisiones de los que podemos aprender a prevenir. Es probable que conozcamos un caso similar, quizás el nuestro. Nos invita a conocer más y a actuar al respecto para beneficio de aquello que decimos es lo más importante para nosotros: nuestra familia.
El empresario debe recordar que es muy difícil para muchos comprender, trabajar en o para una empresa familiar. Ello porque la empresa familiar es un conjunto de tres subsistemas que se traslapan, interactúan y se afectan entre sí con personas que a veces tienen 2 ó 3 roles (o funciones) dentro de este conjunto:
1) La Familia. Uno o varios miembros de la(s) familia(s) pueden o no trabajar en la empresa; pero la familia muchas veces puede afectar a la empresa o a la actuación de sus empleados.
2) Los Accionistas o socios.
Generalmente sólo alguien de la familia es accionista. Rara vez alguno de los accionistas puede no ser de la familia y cualquiera de ellos puede o no laborar en la empresa.
3) La Administración o empleados de la empresa familiar. No todos los que trabajan en la misma son de la familia y no todos son accionistas de ésta.
Los empleados tienen que cuidar su interacción con los miembros de ésta porque, sean o no accionistas y trabajen o no en la empresa, pueden hacerlos perder su trabajo o complicarles el desarrollo de su servicio. Los factores, las personas y sus necesidades cambian constantemente con el tiempo; las personas crecen, maduran, aprenden y envejecen. Las empresas también crecen, se consolidan y desaparecen. Todo lo anterior complica cualquier análisis, obligándonos a revisar y adecuar periódicamente nuestros planes sobre la misma.
Para las empresas familiares no existen respuestas únicas ni soluciones correctas o incorrectas. Es responsabilidad de cada empresario informarse, leer, escuchar a otras personas, empresarios, profesionales y expertos; hacerse las preguntas adecuadas y buscar sus propias respuestas.
El patriarca no debe delegar a su cónyuge, hijos, un juez o a los abogados la responsabilidad de tomar las difíciles decisiones que casi siempre se difieren. ¿Quizá porque nos duele escoger entre nuestros hijos y soluciones y tenemos que hacerlo? Y en muchas ocasiones lo posponemos para un mañana que a veces nunca vemos, dado que no tenemos la seguridad de la vida.
El dueño debe tomar sus decisiones e implementar oportunamente las acciones para tratar de lograr o conservar la armonía en su familia y la continuidad de “su” empresa. Los invito a leer este libro y atreverse a:
¡Tomar sus decisiones ya!
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