37. Seguro de socios
Eran doctores en diferentes áreas de especialidad los que, con mucho esfuerzo y trabajo, se unieron y construyeron un edificio de consultorios médicos. Una parte de los consultorios sería para renta y, con el flujo de efectivo, se pagarían los intereses y el capital que se requirió para terminar el edificio.
El vehículo que utilizaron para la compra del terreno y posterior construcción del edificio, fue una empresa inmobiliaria. Cada doctor se convirtió en accionista de dicha empresa y al decano del grupo lo nombraron Presidente del Consejo de Administración. Fue una buena inversión y, con el tiempo, obtuvieron rendimientos atractivos, ya que el monto de las rentas cobradas era superior a los intereses que les hubiera pagado una inversión equivalente al capital aportado en una institución de crédito.
Conforme fueron pasando los años, algunos doctores fueron pensando en su retiro. En una de sus juntas salió el tema siguiente: ¿Qué va a pasar cuando alguno de nosotros muera? ¿Aceptarán los demás a la viuda como accionista o bien le pagarán el equivalente a su inversión? El problema sería el flujo de efectivo, ya que la inmobiliaria funcionaba como una empresa transparente, cobraba y pagaba rentas y sólo se quedaba con una pequeña reserva para inversiones y gastos mayores del edificio.
El Presidente del Consejo les presentó una alternativa para su análisis y, junto con un agente de seguros y un consultor fiscal, sostuvieron diversas juntas de trabajo para analizar la propuesta de referencia, incluyendo los costos y gastos de la misma. La propuesta consistía en que la empresa comprara un seguro de socios o de hombre clave para que, en caso de que faltara alguno de los accionistas, la inmobiliaria recibiría el importe del seguro y con el flujo de efectivo descontando los impuestos, liquidaría a la viuda sus acciones; el costo de la prima de seguro sería pagado por la inmobiliaria.
La totalidad de los doctores accionistas de la inmobiliaria estuvieron de acuerdo en comprar el seguro de socios ya que, con esto, podrían arreglar un problema futuro. Se les recomendó que comentaran con sus cónyuges dicha propuesta y la mayoría de ellas estuvo de acuerdo en que podrían liquidarle las acciones de la inmobiliaria con el flujo del seguro de socios en caso de que el cónyuge falleciera.
Sólo una de las esposas, con estudios universitarios de Abogada, expresó lo siguiente:
“Cuando llegue a suceder el evento, entonces en ese tiempo, y de acuerdo a mis circunstancias, tomaré la decisión de vender o no las acciones de la inmobiliaria. Si decidiera que no, es decir, que continuara como accionista, entonces el flujo que recibiría la empresa por el seguro de socios se repartiría a todos los accionistas en función a su porcentaje accionario”.
Hace un par de años que falleció uno de los socios fundadores y su cónyuge optó por vender a los demás accionistas las acciones de la inmobiliaria que había heredado. La razón fue porque se cambió de ciudad y prefirió materializar las acciones de referencia para invertir el flujo de efectivo recibido en un proyecto inmobiliario junto con sus hijos.
Un seguro de socios puede ser el vehículo para solucionar problemas de flujo de efectivo en un futuro cuando sucedan acontecimientos como el fallecimiento de alguno de los accionistas, como es el caso que nos ocupa.
Resumen
En las empresas familiares debe acordarse y establecerse en sus estatutos quién puede ser socio, a quién y cómo se le pueden vender acciones o cómo liquidar a un accionista, a su cónyuge o a sus hijos, en caso de que fallezca un socio.
El problema suele ser tener el flujo de efectivo para pagarle. Una forma de resolver ese problema es contratar un seguro de vida en caso de que faltara alguno de los accionistas. El costo de la prima de seguro puede ser pagado por la empresa.
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